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A propósito de la trilogía «25 noches de insomnio» de Marcelo di Marco 02/10/2020

Viajeros del tiempo reducidos a amasijos de carne por una milenaria vampira. Caníbales dispuestos a saciar sus particulares delectaciones por medio de una app de reparto a domicilio. Psycho killers de toda índole y catadura, preppers capacitados contra todo y para todo, monstruos excomulgados de los más infernales horrores, brujas sedientas por sangre, hordas y más hordas de locos homicidas, desgraciados con poderes sobrenaturales… No, no es un inventario de pesadillas. En realidad, nos referimos a la políticamente incorrecta trilogía 25 noches de insomnio del maestro del horror argentino Marcelo di Marco.

En los cuentos de 25 noches, existe una brutal semejanza entre el estilo del narrador y las acciones ejecutadas por los personajes. Los terrores más extravagantes se apoderan de cada página, de cada descripción pormenorizada, de cada reacción psicológica de los protagonistas, y arrastran al lector al borde de un ataque de nervios o de algo muchísimo peor. El lenguaje y los recursos estilísticos se encuentran orientados a crear una narración atractiva, atrayente, y consiguen que no se quiera detener ni abandonar la lectura.

Pero eso no es todo.

Las secciones de marginalia que acompañan cada uno de los volúmenes de la trilogía son un hito aparte. En ellas se desentrañan los secretos, los orígenes o las anécdotas detrás de cada uno de los relatos, y más de una vez funcionan como una magistral clase de escritura.

Por todo esto, la trilogía de 25 noches de insomnio es imprescindible y posee la virtud de no dejar indiferente a nadie. Después de todo, ¿quién puede resistirse a recibir la dentellada de un maestro del terror sin nombre y quedar impune?